Discitis. Infección
También llamada espondilodiscitis, consiste en una inflamación de la columna vertebral, afectando al disco y a los cuerpos vertebrales, con una incidencia de 2,5 casos por cada 100.000 habitantes. Se desconoce si su etiología es únicamente bacteriana pues solo se encuentre un agente patógeno en el 50% de los cultivos y cerca del 80% de los cultivos por biopsias, destacando el staphyloccocus aureus en las infecciones intrahospitalarias (40%) y el staphyloccocus epidermididis (30%). En los países no desarrollados la mycobacterium tuberculosis adquiere relevancia. Algunos autores defienden un origen traumático e inflamatorio, así como el deterioro del disco vertebral en una edad avanzada, lo que limita la vascularización y la acumulación de agentes patógenos. Otra opción es la infección secundaria a intervenciones quirúrgicas (4%).
Puede ocurrir en niños y en adultos, predomina la afectación lumbar, confundiéndose a veces con otros procesos dolorosos de dicha área.
Los signos y síntomas varias según si es niño o adulto, pudiendo ser:
– Niños : irritabilidad, cojera, dolor lumbar, evitan caminar o gatear, evitan flexionar el tronco y sentarse. Aumento de sensibilidad en la columna afectada, rigidez de cadera y pueden tener los reflejos disminuidos.
– Adultos: dolor de la columna afectada, dolor a la palpación, limitación del balance articular , dificultad para caminar, dolor nocturno y 50% fiebre.
Para el diagnóstico se debe realizar una analítica general con parámetros de infección como PCR, procalcitonina, VSG…. En la radiografía se observa estrechamiento intervertebral e irregularidades en los bordes o carillas articulares. La resonancia magnética nos aporta gran información y suele ser la que confirma el diagnostico. El gold stardard para el diagnostico son la una biopsia y cultivo, con una evidencia del 80%, pero no siempre es necesario , ya que se suele comenzar a tratar, recurriendo a ella si hay dudas diagnosticas o fracaso terapéutico.
Para el tratamiento la opción primordial es el uso de antibióticos . El tratamiento puede ser quirúrgico en caso de una recidiva o de una operación previa donde se implantó instrumentación, la cual se debería cambiar para combatir la infección, pues el film bacteriano hace de barrera, anclándose a los metales, siendo muy difícil que la alcance el antibiótico y por tanto erradicarla. El tratamiento quirúrgico descompresivo se reserva en casos de abscesos.